El encuentro de capacitación continua con nuestros compañeros
del Centro de Mediación de la Facultad de Derecho de la U.B.A, de la mano
de Ana Maria Amidolare en nuestra última reunión, nos encontró
reflexionando y pensando en nuestra osada misión…
Asi es, en tiempos donde el apuro nos empuja, donde las redes
sociales nos obligan a escribir rápido y resumido… sin mirarnos, ni
escucharnos, aquí estamos los mediadores que creímos hace tiempo y apostamos
fuerte, al milagro de la mesa y la palabra (tomando las palabras de
mi amiga Flora Katz).
Resistiendo los tiempos que corren, creyendo, por supuesto,
que todos los avances tienen su lado positivo y me permiten hoy compartir
esta reflexión con quienes tal vez no conozco ni conoceré, y encarar proyectos
como los que llevo adelante, nos hemos convertido en gente pasada de
moda… que propone sentarse, mirarse, hablarse y escucharse por un buen rato
dedicado al otro, para intentar encontrar salida a cosas que nos
preocupan y que se han convertido en un problema con ese otro y ahí estamos
proponiendo resistir.
Y hablando de resistencia tomo las palabras del inolvidable
Ernesto Sábato: “El Hombre no se puede mantener humano a esta
velocidad, si vive como autómata será aniquilado. La serenidad, una cierta
lentitud, es tan inseparable de la vida del hombre como el suceder de las
estaciones lo es de las plantas o del nacimiento de los niños….pero el
vértigo no está sólo afuera, lo hemos asimilado a la mente que no para de
emitir imágenes como si ella también hiciera zapping y quizá, la
aceleración haya llegado al corazón que ya late en clave de urgencia para que
todo pase rápido y no permanezca. Este común destino es la gran oportunidad
pero ¿Quién se atreve a saltar afuera?...” (La Resistencia. Ernesto Sábato - Pág.
122)
Nosotros nos atrevemos cada día, acomodando nuestro espacio para
recibir a las personas, brindando nuestra bienvenida, reservando un buen rato
para que quienes tienen un problema, puedan hablar, escuchar, pensar y
tomar decisiones. Parece que esa práctica está pasando de
moda, imponiéndosenos a veces, cerrar procesos, irse rápido, no salirse
“del objeto”, porque no hay tiempo para quien ha sufrido una situación
traumática, para quien tiene algo importante que decir, para quien quiere
tomarse su tiempo para pensar y decidir como resolver… todo lo cual ha
sido el corazón, la esencia y el sentido de esta práctica social llamada
Mediación que es muchísimo más que un paso prejudicial y obligatorio.
Tal vez muchos, más de los que creemos, no lo saben y desde esa simple ignorancia se
desaprovecha el enorme potencial que tiene este
proceso comunicacional de autodeterminación que como raíces y
telaraña puede reconstruir, reparar y oxigenar un poco el tejido
social tan deshilachado y descocido.
Mi ánimo para los que aún creemos en ella, mi brindis por quienes
aún en la desazón de los avatares institucionales de los últimos tiempos en
relación a esta maravillosa profesión, seguimos creyendo, no sólo que es
posible, sino que es saludable y necesaria para una sociedad
profundamente dañada y que los que la ejercemos ética y responsablemente
podremos seguir viviendo de ella. RESISTAMOS MEDIADORES!!!, porque somos de los
que creemos que las CRISIS son verdaderas oportunidades de cambio y cosas
nuevas por venir... Y porque como dijo otro sabio “En la vida hay algo más
importante que incrementar su velocidad”. Ghandi.
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